Asterisco es un grupo de estudiantes de la Facultad de Letras Españolas de la Universidad Veracruzana que crean el blog Literatura en Asterisco con la finalidad de difundir poemas, libros electrónicos y ensayos que abordan la literatura hispanoamericana.

jueves, 18 de junio de 2009

Literaturidad en la casa del lago

Todo comenzó el lunes cuando nos quedamos de ver en el parque Juárez para buscar un lugar y así poder platicar de las novelas que leímos, después de esperar un poco, llegamos todos y no nos poníamos de acuerdo, algunos querían ir a Vips; otros, a la biblioteca Carlos Fuentes, pero finalmente decidimos ir a los lagos donde “según” encontraríamos internet inalámbrico y un enchufe para conectar la lap, cosa que no sucedió; luego de buscar un lugar ideal donde pudiéramos sentarnos a comentar el texto, Octavio propuso subirnos cerca de la cascada. Subir fue una odisea. Ya establecidos, comenzamos la plática sobre las novelas.
Octavio y Andrés esperaban que El reino de este mundo tratara sobre un tema esotérico, Octavio nunca pensó que fuera acerca de los negros, Rosa comentó que el negro que masajeaba a Paulina Bonaparte la sedujo. A partir de su comentario, surgió el tema del erotismo; Octavio nos remitió al capítulo de Rayuela donde Oliveira se encierra con la maga en el hotel y después se vuelve loco por el deseo; Marlén también se sumó a la simpatía por las escenas eróticas.
Sin embargo, todos estuvimos de acuerdo con que el libro tiene características sociales. César comentó que El reino de este mundo habla sobre cuestiones políticas y esclavitud de negros quienes buscan una libertad que nunca obtienen, pues aunque cambien de sistema continúan oprimidos. La obra refleja la necesidad de poder, la necesidad de sobajar a otro y de esta forma sentirse mejor.
Ti Noel representa dos grupos: los neoliberalistas que siguen fielmente un símbolo de poder, pero en el momento en que esa bandera o símbolo desaparece y es sustituido por otro, entonces su lealtad se inclina hacia ese nuevo poder. Y la colectividad oprimida, por ejemplo, cuando Ti noel se convierte en ganzo y trata de unirse a la parvada, lo rechazan por ser diferente.
El papa verde remitió a Anahí con 100 años de soledad por la compañía bananera, nos pusimos a investigar para saber qué había sido primero, El papa verde o Cien años de soledad y se entablo una discusión acerca de que García Márquez se fusiló todo del Alejo Carpentier. Andrés explicó que en el título El Papa Verde, el verde se refiere a la selva y papa a una figura de autoridad máxima, además Andrés nos comentó que el agua era verde como la de los lagos y Marlén nos comentó que en "Casa inundada" el agua era muy clara.
Y en ese momento se llevó a cabo otra discusión donde el equipo se quejó porque Marlén se aprovechó y ella sólo leyó un cuento mientras los demás leímos una novela. Llegamos a la conclusión de que el libro de Andrés y de Anahí fueron los más largos.
Los siete locos es una novela existencialista, comentó Anahí ; Rosa, Marlén y Octavio relacionaron a Erdosaín con Oliveira de Rayuela porque todo le sale mal, entonces llegó Cesar a promocionarnos un evento, después de escuchar su comercial-invitación para el evento regresamos a Los siete locos y todos golpeamos a Marlén porque ella leyó un cuento. El equipo pensó que el título de Los siete locos se debía a una configuración donde el protagonista Erdosaín tenía 7 personalidades, Anahí comentó lo que había investigado sobre el título de los 7 locos, haciendo referencia a las alegorías que encontró y empezamos a comparar con las novelas anteriores. Nos dimos cuenta que en esta novela también hay una problemática social. A lo que César comentó que en la literatura hispanoamericana siempre hace referencias sociales porque en Latinoamérica ha habido golpes de estado, revoluciones y por ello se basa en esos problemas sociales.
"Casa inundada" y El reino de este mundo remiten a lo fantástico. Marlén comentó que en "Casa inundada" invierte las cosas, donde no debe haber agua hay agua y donde debería estar la tierra pone agua, en este caso es la fuente. El escritor se enamora de Margarita pero nunca intenta conquistarla. La forma de contar el cuento es muy poético y el agua surge porque ella tiene una necesidad del agua como si supiera que el agua le tenía que decir algo, pero no encuentra qué. Octavio dice que el agua es la búsqueda del marido y por ello es cristalina, al final el escritor transcribe las palabras de Margarita y nos dimos cuenta que esta historia no remite a la problemática social que ocurre en las novelas anteriores.
César dijo que Borges es muy exquisito; Octavio leyó los prólogos pero no le gustaron, son los gustos personales de Borges; Andrés dijo que las referencias que hace es por sus gustos y no hace referencias históricas; para Anahí, en general si le gustaron algunos prólogos aunque algunos comentarios son un poco cuadrados, César hizo una referencia a el cuento "Casa tomada" de Cortázar y citó lo que Borges dijo sobre el cuento “que podría haberlo hecho mejor” y César nos dijo que entonces hace una falacia a su propia autoridad, al final llegamos a la conclusión que: la mayor parte del equipo no le gustaron los prólogos porque son los gustos personales de Borges y que él no es imparcial en lo que dice.

A un gato



No son más silenciosos los espejos
Ni más furtiva el alba aventurera;
Eres, bajo la luna, esa pantera
Que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto Divino,
te buscamos vanamente;
Más remoto que el Ganges y el poniente,
Tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa Caricia de mi mano.
Has admitido, Desde esa eternidad que ya es olvido,
El amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás.
Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño

JORGE LUIS BORGES

El alma que sufrió de ser cuerpo


Tú sufres de una glándula endocrínica, se
ve,
o, quizá,
sufres de mí, de mi sagacidad escueta,
tácita. Tú padeces del diáfano antropoide, allá,
cerca,
donde está la tiniebla tenebrosa.
Tú das vuelta al sol, agarrándote el alma,
extendiendo tus juanes corporales
y ajustándote el cuello; eso se ve.
Tú sabes lo que te duele,
lo que te salta al anca,
lo que baja por ti con soga al suelo.
Tú, pobre hombre, vives; no lo niegues,
si mueres; no lo niegues,
si mueres de tu edad ¡ay! y de tu época.
Y, aunque llores, bebes,
y, aunque sangres, alimentas a tu híbrido
colmillo,
a tu vela tristona y a tus partes.
Tú sufres, tú padeces y tú vuelves a sufrir
horriblemente,desgraciado mono,
jovencito de Darwin, alguacil que me atisbas, atrocísimo
microbio.
Y tú lo sabes a tal punto,
que lo ignoras, soltándote a llorar.
Tú, luego, has nacido; eso
también se ve de lejos, infeliz y cállate,
y soportas la calle que te dio la suerte
y a tu ombligo interrogas: ¿dónde? ¿cómo?
Amigo mío, estás completamente,
hasta el pelo, en el año treinta y ocho,
nicolás o santiago, tal o cual,
estés contigo o con tu aborto o conmigo
y cautivo en tu enorme libertad,
arrastrado por tu hércules autónomo...
Pero si tú calculas en tus dedos hasta dos,
es peor; no lo niegues, hermanito.
¿Que nó? ¿Que sí, pero que nó?
¡Pobre mono!... ¡Dame la pata!... No.
La mano, he dicho.
¡Salud! ¡Y sufre!

Cesar Vallejo

Invierno para beberlo


El invierno ha llegado al llamado de alguien
Y las miradas emigran hacia los calores conocidos
Esta noche el viento arrastra sus chales de viento
Tejed queridos pájaros míos un techo de cantos sobre las avenidas

Oíd crepitar el arcoiris mojado
Bajo el peso de los pájaros se ha plegado

La amargura teme a las interperies
Pero nos queda un poco de ceniza del ocaso
Golondrinas de mi pecho qué mal hacéis
Sacudiendo siempre ese abanico vegetal

Seducciones de antesala en grado de aguardiente
Alejemos en seguida el coche de las nieves
Bebo lentamente tus miradas de justas calorías

El salón se hincha con el vapor de las bocas
Las miradas congeladas cuelgan de la lámpara
Y hay moscas
Sobre los suspiros petrificados

Los ojos están llenos de un líquido viajero
Y cada ojo tiene un perfume especial
El silencio es una planta que brota al interior
Si el corazón conserva su calefacción igual

Afuera se acerca el coche de las nieves
Trayendo su termómetro de ultratumba
Y me adormezco con el ruido del piano lunar
Cuando se estrujan las nubes y cae la lluvia

Cae
Nieve con gusto a universo
Cae
Nieve que huele a mar

Cae
Nieve perfecta de los violines
Cae
La nieve sobre las mariposas

Cae
Nieve en copos de olores
La nieve en tubo inconsistente

Cae
Nieve a paso de flor
Nieva nieve sobre todos los rincones del tiempo

Simiente de sonido de campanas
Sobre los naufragios más lejanos
Calentad vuestros suspiros en los bolsillos
Que el cielo peina sus nubes antiguas
Siguiendo los gestos de nuestras manos

Lágrimas astrológicas sobre nuestras miserias
Y sobre la cabeza del patriarca guardián del frío
El cielo emblanquece nuestra atmósfera
Entre las palabras heladas a medio camino
Ahora que el patriarca se ha dormido
La nieve se desliza se desliza
se desliza
Desde su barba pulida


VICENTE HUIDOBRO

¡Azotadme!

¡Azotadme!
Aquí estoy,
¡azotadme!
Merezco que me azoten.
No lamí la rompiente,
la sombra de las vacas,
las espinas,
la lluvia;
con fervor,
durante años;
descalzo,
estremecido,
absorto,
iluminado.
No me postré ante el barro,
ante el misterio intacto
del polen,
de la cama,
del gusano,
del pasto;
por timidez,
por miedo,
por pudor,
por cansancio.
No adoré los pesebres,
las ventanas heridas,
los ojos de los burros,
los manzanos,
el alba;
sin restricción,
de hinojos,
entregado,
desnudo,
con los poros erectos,
con los brazos al viento,
delirante,
sombrío;
en comunión de espanto,
de humildad,
de ignorancia,
como hubiera deseado...
¡como hubiera deseado!
Oliverio Girondo

La narrativa regionalista

Después de un siglo de independencia, se afirma que América continuó su lucha -hay quienes aseveran que todavía- hacia la independencia intelectual, en busca de un “americanismo literario”. A pesar de que en los años 30 del siglo XX, el crítico peruano Luis Alberto Sánchez asegurara aquello de “América: novela sin novelistas”, la narrativa surgida entre 1924 y 1930 indica, según José Luis Martínez, un primer apogeo de la literatura americana, secundado sólo por el famoso boom posterior a 1960.
La también llamada novela de la tierra tiene sus primeros esbozos en los cuentos de Horacio Quiroga y se inaugura con Los de abajo (1916) de Mariano Azuela, constituye la clara búsqueda de nuestra expresión, la primera imagen auténtica de América, fuera de la exaltación del paisaje y sus arquetipos, es una novela vigorosa, original, de hábiles recursos estilísticos y estéticos.
Resulta importante observar tres obras capitales en la configuración de la novela moderna hispanoamericana: La vorágine (1924) de José Eustasio Rivera, Don Segundo Sombra (1926) de Ricardo Güiraldes y Doña Bárbara (1929) de Rómulo Gallegos; obras en las cuales confluyen cierta visión romántica y la presencia de rasgos realistas y naturalistas. En la novela regionalista se trabaja el paisaje como un personaje más, el indigenismo es aparentemente reivindicado, persiste una fuerte lucha entre civilización y barbarie, con destreza los autores ofrecen una profunda psicología de los elementos; en consecuencia, la estructuración de los símbolos propios de América. Estos textos recalcan la importancia del territorio y las tradiciones perdidas por la industrialización del lugar. Don segundo sombra es un ejemplo claro de esto y marca la importancia de la nación argentina. El gaucho es representado por Don Segundo Sombra, gaucho que habita dentro del autor. De ese modo, Güiraldes mismo se proyecta como representante de todos los argentinos, aquellos que tienen la tradición ganadera y poco a poco son relegados por la industrialización.
América Latina busca la identidad cultural. La literatura muestra una búsqueda, intenta encontrar en la misma tierra, escenario de la tensión entre la influencia europea y las culturas locales, las raíces primordiales. Encontrar la exaltación a lo nacional atreves de la creación de una identidad nacional.
“Yo-huérfano” es un tópico más del nacionalismo en su forma decadente. Como “guacho”, el protagonista participa de una búsqueda genealógica del padre, porque buscar a un padre es crearse una patria. Pero, aquí sucede como en la búsqueda de la esencia o identidad nacional: no hay un descubrimiento final ni un resultado alcanzado, sino que el proceso de búsqueda es, en sí, la Patria”
Doña barbará nos muestra un personaje que meramente creación de las acciones sociales, de un individuo lleno de perversiones y soledad, que utiliza a los demás para su beneficio. Todo esto también es gracias a la pérdida de un elemento familiar, creando un desencanto lo cual se comprara con Don Segundo Sombra, lo que la lleva a buscar la figura familiar, la idea de la identidad nacional.
La vorágine pareciera alejarse de esta idea al contar una historia de pasión, pero en una lectura más afondo podemos encontrar en su trama las duras condiciones de vida de los indígenas de la Amazonia esclavizados por los caucheros. Lo cual nos lleva a la defensa de la tierra y al mismo tiempo un análisis del capitalismo que se avecina y trata de crear una defensa nacionalista contra el poderoso, contra la clase privilegiada.
Dentro de la literatura regionalista el uso del lenguaje es muy importante. El lenguaje y su forma de aplicarlo varían en relación al personaje que lo emplea, y de la clase social a la que pertenece; esto y el uso de un vocabulario propio de la región da una sensación de verosimilitud dentro de la obra.
En La Vorágine se nota una marcada diferencia en la forma de hablar de cada personaje y con esto también de su personalidad: Arturo Cova, por ejemplo es un poeta, una persona irascible, lírico y un tanto desequilibrado, alguien que se deja llevar por sus pasiones e impulsos y eso se ve reflejado claramente en su forma de expresarse y narrar la historia.
Por su parte en Don segundo sombra vemos un marcado uso del vocabulario además de cambios en la fonología, morfología y gramática que ayudan al autor a imitar el lenguaje gauchesco.
Los diálogos en las obras están llenos de regionalismos y de palabras referentes a la temática del campo que, con frecuencia hace necesaria la existencia de un glosario para ayudar a la comprensión íntegra de la obra.
El lenguaje le da al pueblo una sensación de identidad nacional, esto provoca que en la literatura regionalista el lector tenga una impresión de identificación y acercamiento con el texto.
El escenario por donde correrán las historias siempre va a ser la naturaleza: exaltada, respetada y temida. Un horizonte infinito calcado en las descripciones minuciosas de los paisajes que nos hacen volar a aquellos lugares apartados y misteriosos. Sólo el gaucho, el llanero, el cauchero y los nativos pueden entender los secretos que guarda esta brutal naturaleza en sus espacios más recónditos. En torno a toda esta naturaleza viva circundan historias irracionales, supersticiones, bestias salvajes y todo un conjunto de elementos seductores al ojo de quien desconoce la realidad de este mundo, capaz de devorar al hombre, tragarlo y no dejar rastro.
La tierra salvaje y abundante concede una inexplicable libertad, tan libre que asusta, las distancias parecen alargarse. Caminar y caminar por veredas trazadas por animales o, en la mayoría de los casos, haciendo las propias, sin saber si se adueñan de ese mundo natural que los envuelve o se integran a él.
Tanto Rómulo Gallegos como José Eustasio Rivera y Ricardo Güiraldes concentran mayor atención en su personaje principal: la naturaleza; sus personajes son expectantes y participantes de la mitificación, del enloquecedor sentimiento de soledad. Sólo se es naturaleza y hombre, habitando en un lugar sin reglas, sin instructivos y todo esto conforma a la narrativa regionalista.






Bibliografía

· Díaz, Nilda, “Don Segundo Sombra: pampa y camino” en Don Segundo Sombra. Edición crítica, Verdevoye, Paul (coord.) México: Secretaría de Educación Pública, 1988.
· Henríquez Ureña, Pedro Las corrientes literarias en la América Hispánica, México: FCE, 1978
· Martínez, José Luis “Unidad y diversidad” en América Latina en su Literatura, Fernández Moreno, César (coord.) México: Siglo XXI, 1996


· Meggle, Marrtin. “El ocaso en los trópicos” en Humboldt, Alemania, Goethe-Institut, año 50, núm. 148, pp 4-7, 2008